martes, 11 de agosto de 2015

"He vuelto para decirte lo que nunca te contaron de tu propio pueblo"

Gualaceo: “El acueducto que se resiste a desaparecer”


Por: Dr. Nelson Muy Lucero MD.

El agua es un recurso vital para el desarrollo de la civilización, la historia lo ha demostrado mediante el florecimiento de las culturas. Sin embargo, también la historia ha sido testigo de las catástrofes que el agua puede causar. Es por esto que resulta primordial tener un adecuado manejo de este recurso, tanto para su abastecimiento, como para evitar siniestros. Para el aprovechamiento del agua debieron construirse desde pequeñas estructuras hidráulicas hasta colosales obras. Cabe mencionar que en nuestro pueblo se logró una buena distribución del agua, para el riego, siguiendo técnicas sustentables para minimizar su impacto ambiental.

A la llegada de los españoles, muchos de los sistemas hidráulicos continuaron utilizándose sin grandes cambios, pero con la conquista, se terminó el régimen de organización social existente y se implantó la organización en haciendas, por lo cual, la compleja red de canales que sirvió para irrigar los valles fue inutilizada.

Nuestro acueducto es una estructura hidráulica que data quizás de la época prehispánica y colonial. Estos sistemas utilizados para el transporte de agua por gravedad es una galería que cuenta con miles de años de existencia, tiempo durante el cual han sido usados para la derivación de agua para su aprovechamiento agrícola, a estas obras se les conoce como sistemas de riego pequeños. 

Según estudios sobre este tipo de sistemas nos han demostrado que tienen un alto grado de sostenibilidad, bajos costos económicos y altos rendimientos de producción agrícola, pudiéndose considerar como una importante alternativa en la generación de desarrollo.

El acueducto hacia llegar el vital líquido al otro lado del rio Sta. Bárbara, una obra de ingeniería, diseñado y construido con inventiva basado en la tecnología disponible en la época, por su forma y tamaño de sus arcos bien reforzados, es algo tan agradable de ver… ¿Será porque nos evoca por siempre a la frescura y la vida que nos daría el agua que un día recorrió ese sendero? Pero quizá también a la inventiva del ser humano para trasladar tan vital liquido a grandes distancias y cubrir sus necesidades bajo el manto de  una rítmica y armoniosa forma. No Se sabe cuándo dejó de funcionar, pero este acueducto se conserva como uno de los ejemplos arquitectónicos que identifican a la ciudad.

Este acueducto nos servía para transportar agua para riego, es un lugar por cierto privilegiado porque se encuentra en la parte alta de la cuenca del  río Sta. Bárbara desde donde se observa el serpenteante recorrido del río Gualaceo y gran parte de este hermoso valle desde donde los dueños observaban a sus territorios llenos de cañaverales bañados por su agua alegremente.


Durante la época colonial se construyeron innumerables y magníficas obras que hoy va quedando como huellas de nuestro pasado.

Además de la belleza arquitectónica que representan, es la única obra hidráulica que nos queda en nuestro cantón, ubicada en los límites cantonales debiendo ser objeto de una restauración o mantenimiento. Esta obra indudablemente está integrada por un gran fragmento subterráneo que atraviesa al cantón Gualaceo.

Nuestro acueducto se constituye en una verdadera maravilla de la ingeniería, no sólo por su longitud es también porque se muestra desafiante a los terrenos colindantes por los que transita en su recorrido construido.

“Un acueducto siempre debería llevar agua, pero cuando el acueducto no se usa, se ira convirtiendo en la próxima ruina de mi pueblo”-Dr. Nelson Muy Lucero-


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