sábado, 15 de agosto de 2015

"Dedicado a mis sobrinos y a todos los INTERNOS DE HOY...Mis futuros colegas..."

A MIS COLEGAS MÉDICOS INTERNOS

"Trabajo donde algunos sufren, por eso lo menos que puedo hacer es continuar estudiando para evitar en lo que podamos dicha tristeza".

Por: Nelson Muy Lucero MD.



¿Quiénes son los médicos internos? 

son aquellos alumnos que estarán en instrucción y perfeccionamiento de técnicas quirúrgicas y de campo dentro de un hospital o en múltiples unidades de salud…Pues bien es su última etapa como alumno donde aprenderá y absorberá la experiencia de quienes los tienen a su cargo…es el lugar donde se tiene que cumplir un régimen rotatorio que los lleva a varias áreas del hospital como emergencias, gin ecología, pediatría, cirugía etc. pero a aquellos alumnos nadie les cuenta lo que en verdad les espera en el internado médico de pregrado: La exigencia, la presión, la explotación laboral, la inseguridad, la mala alimentación, los desvelos constantes, la falta de dinero, la falta de un lugar digno para dormir, y ahora la responsabilidad legal que se les obliga a tener.

Alzaré la voz por aquellos que callan y lucharé por el respeto y los derechos de los médicos.
Epicuro de Samos

En esta mañana, sentado en la mesa de mi comedor esperando mi desayuno, doy una hojeada al periódico de la mañana…en la sección de la crónica roja, comienzo desayunando, el auge delincuencial con trágicos y macabros sucesos que siguen cobrando vidas …fue entonces cuando me decidí enviar a mis futuros colegas internos un concejo de este médico que tiene más de viejo que de sabio…deslumbrados frente al desarrollo de la ciencia y tecnología, pero también asombrados por el auge de perversidad y violencia que azotan a nuestros pueblos.

Es allí donde los nuevos profesionales deben empezar siendo los soldados en primera fila dentro de la nueva escala social defensiva.

No se olviden futuros colegas que en la profesión médica existen tres principios básicos: PREVENCIÓN, CURACIÓN, REHABILITACIÓN.

Los médicos por principio deberíamos trabajar por evitar las enfermedades pero tengo que decirlo que el primer principio es el menos apetecido por el circulo médico y se lo endosa al gobierno para su cumplimiento. En cambio los dos últimos debido a los réditos económicos que producen terminan cautivando a una gran mayoría de los nuevos profesionales.

Seria formidable que los nuevos galenos se trazaren un gran objetivo trabajar por una medicina preventiva.  A ustedes mis nuevos colegas de hoy, no importa la especialidad según vuestra inclinación, jamás deben olvidar en tener presente estos axiomas, especialmente el de LA PREVENCIÓN PRIMARIA, en el área de los trastornos psíquicos, que es lo que más daño está produciendo a la sociedad de hoy.

Para su trabajo diario aquí tienen su punto de partida, de buscar delimitar el área social y ambiental  que se encuentran siendo sometidas a peligros potenciales (familia, escuela, trabajo, vivienda, etc.). Identificar a los grupos de personas sometidos a riesgos potenciales (marginados sociales, grupos de edad, raza, etc.).

Frente a los acontecimientos violentos a los que nos encontramos sometidos a diario en nuestra sociedad, dejen ustedes la huella que marque vuestro idealismo en la búsqueda de una sociedad menos perversa y violenta.

“No sé si lo que acabe de mencionar lo tomen como un concejo…es que alguien tenía que decírselos”.

Ahora permítanme compartirles mi propia experiencia:

Fue en aquel día, el reloj marcaba las 7 de la mañana, era mi primera guardia como Médico interno de pregrado, llegando al hospital, mi primer servicio fue en emergencias, ya sabía cómo caminar, sabia a donde dirigirme pues ya había visitado el hospital en múltiples ocasiones, para saber dónde quedaban los diversos servicios, ya les había conocido a mis compañeros que iban de salida por que ya se acababa su año, en mi mente ya cargaba comentarios de todo tipo: ¡Huy…no sabes lo que te espera…no sabes en lo que te metiste!...”Tienes que moverte rápido, te tratan mal, no te enseñan nada”…mientras otros me aseguraban, tranquilo es un “excelente hospital, todo depende de tu actitud”…a pesar de todo y de cualquier manera iba confiado, con los nervios y las emociones a flor de piel, al fin y al cabo serán experiencias nuevas que me esperaban pero me preguntaba una y otra vez ¿qué podía pasar?...tengo los conocimientos frescos, ya había estado en el hospital, ya conocía su rutina, ya conozco como tratan a los internos, a los residentes así que nada ni nadie me va a echar a perder mi primer día como interno.

Caminando por uno de los pasillos del hospital, al cruzar el área de obstetricia…mire a las madres que acababan de tener a su bebe, “algún día me tocara aquí” es lo que iba pensando…por fin llegue a urgencias empecé observando a las enfermeras por ahí, médicos por allá… la sala de espera llena, pacientes quejándose de dolor, otros durmiendo, un herido por un proyectil por aquí, otros suturando heridas por allá, cuando de repente se escuchó al fondo “paciente en paro”, todos corrían hacia la sala de choque (cabe señalar que yo cargaba felizmente mi mochila) me asome a la sala en donde estaba toda la gente y de repente: Tú, ¿eres interno? sí – conteste – que esperas…rápido toma las muestras, pon una sonda Foley, hay que tómarle un electrocardiograma, una gasometría, tipo de sangre y pruebas cruzadas, concentrados eritrocitarios…pero –no me dejo decirle nada…me quede estático…no sabía que rumbo debía tomar…¡apúrate, que esperas! me grito un médico, deje mi mochila y de repente me di cuenta de algo: ¡No sabía dónde estaba todo el material! Iba de un lado para el otro…disculpe señorita… ¿dónde está el material?- le pregunte a una enfermera- ¿señorita? Soy enfermera doctor y no, no sé dónde está ese material…claro eso era una completa mentira, ¡doctor! ¿dónde está todo lo que le pedí? ¿acaso es usted un inútil?...como pude conseguí algunas cosas, pero no pude obtener, la muestra se me coagulo y para colmo el paciente…falleció.

Me sentí tan mal, me sentía en realidad un completo inútil, me tuve que sentar en un banco que estaba en una esquina… ¿Doctor el ECG del otro paciente? ¿Ya hizo la curación del pie diabético?...Por cierto hay una sutura en la sala 1, de cráneo, ¡apúrese! porque es una herida grande y está sangrando…no tuve tiempo de descansar, me apure, fui a buscar las cosas cuando de repente escuche nuevamente aquella voz en tono alto: ¿Dónde está mi electrocardiograma? - diablos, pensé - interno ¿dónde está lo que te pidieron? todavía no se le ha tomado doctor ¿pues qué esperas?...con tono despectivo, ya voy doctor le dije, en un momento voy…como pude logre sacar el ECG…pero cabe mencionar, estaba ya cansado y cuál fue mi sorpresa cuando me voltee para ver el reloj, apenas había transcurrido una hora… ¡Una hora! ...me apresure y encontré al doctor, donde, infantilmente le pregunte ¿puedo ir a desayunar?...cuál fue mi sorpresa cuando con una sonrisa y unos ojos con mirada amenazante me contesto: ni si quiera yo he ido a desayunar…así sucedía y transcurría el tiempo en emergencias.

Para los que no lo sabían los internos a veces no dormíamos por estar de guardia, comíamos y dormíamos cuando podíamos, es el que más horas a la semana trabaja, a pesar de todo hemos logrado hacer el internado porque es parte importante en nuestra formación.

Así transcurría los días, las noches, con el llenado de expedientes, regaños, con hambre, frio, miedo, temor, tristeza… En algún momento me preguntaba, ¿qué hago aquí?  ¿me habré equivocado? esto no está en los libros, esto está mal, me reprochaba…cuando de repente una nueva voz interrumpió mis pensamientos.. ¡Doctor! Otra sutura… camine cabeza abajo, hombros abajo, derrotado, somnoliento, con la esperanza pisoteada…alce la mirada y era una señora, con avanzada edad, 80 años, tenía una herida en la frente de unos 7-8 cm de largo y unos 2-3 cm de profundidad, sus lágrimas brotaban haciendo una mezcla con el tinte rojo de la sangre que recorría su rostro, sin quejarse, con la mirada llena de miedo, con el cuerpo tenso… ¿Qué le ha pasado señora? – lo dije con tono molesto, cansado, fastidiado- nada hijo, nada, solo cúrame para irme a mi casa antes de que llegue mi hija, ¿por qué la prisa señora? ¿Se ha cortado usted sola? ¿Se ha caído? Una mirada de tristeza profunda llevaba la señora…mi hija me va a regañar porque es la tercera vez que me caigo y ella pierde tiempo en venir a verme al hospital… ¿Qué clase de señora puede decir eso? ¿Qué clase de hija es para no poder darle su atención? me inundo un sentimiento de ira, rencor, y enojo pero a la vez lastima, tristeza, quería llorar, gritar de coraje, decir unas cuantas verdades, creo yo que fue la combinación de todo lo vivido en la guardia, fue la impotencia de todo… Limpie a la señora, la suture, le dedique el tiempo que fue necesario, al terminar le explique que tenía que ver a un médico para ver las causas de sus caídas, que no estaba bien que se quedara sola en casa, le dije que se cuidara…la deje descansando unos minutos, tome mis cosas y acudí a trabajo social, explique lo sucedido, se comunicaron con la hija, se giró un reporte de mala atención a personas ancianas, firme los documentos y regrese con la señora…las palabras siguientes me han marcado toda la vida, hicieron que yo continuara mi internado, que yo me hiciera lo que el día de hoy soy: Hijo mío, gracias por todo, me has hecho sentir bien, gracias por ser un ángel aquí en este lugar de gritos y dolor, gracias por no haberme regañado, siempre me regañan, gracias por ser tan humano, porque yo vi tu mirada, vi tus ojos llenos de tristeza y aun así me has tratado como alguien de mi edad se merece…gracias doctor….el corazón se me destrozo, mi alma, mi esperanza, mi ánimo, estaba en su punto, no me importaba ya nada, no me importaba el trabajo, el cansancio, no me importaba el regaño, la humillación, no me importaba más que el saber que pude ayudar a alguien, tal vez no lo saque del paro, tal vez no sabía hacer nada, no sabía todas las respuestas…pero para eso vine al internado, a eso voy cada vez que llego al hospital a aprender, a hacer, a estudiar, para que al final de todo ese esfuerzo, esa dedicación, esos desvelos, pueda si quiera con esa fracción, esa chispa, esa pequeña parte, intentar curar.

No se desesperen mis futuros colegas médicos, siempre habrá alguien que agradecerá su labor, siempre habrá alguien que vera el esfuerzo, siempre habrá alguien que les dirá… ¡Gracias!

Fue un día cualquiera, meses después de salir de aquel hospital, estaba caminando y escuche a alguien que me grito: "Doctor Muy"…desde la otra acera, era la hija de un paciente que atendí en ese hospital, la saludé le pregunté por su papá y me supo contar que su padre estaba mejor y al despedirme me dijo "siga así dando atención médica, como lo conocimos, que usted será un buen médico", esto me puso sumamente contento.

Les comento una última experiencia que marco mi vida para siempre fue cuando llegue a ser paciente y es por eso que desde lo más profundo de mi ser, mi más sincero respeto y admiración a esta carrera y a ustedes médicos internos solo una cosa por favor jamás pierdan el piso, porque cada triunfo es un escalón más de sabiduría y eso los hará mucho más humanos.


"No ha de ser dichoso el joven, sino el viejo médico que ha vivido una hermosa vida, junto a sus pacientes".

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