Yo me “CONFESE” con
Carlos Crespi Croci…Sacerdote Salesiano
Por Dr. Nelson Muy Lucero MD
Cada
amanecer en los días de CUENCA, son tan claros, como los amaneceres que veo en
mi vida…una ciudad, un hogar, con emprendimiento constante y creativo. He ido observando como la modernidad va
dominando las cumbres, trazando caminos, conservando las casas y elevando
edificios, sin descuidar de seguir vistiéndose de verde en sus parques, calles
y avenidas, desafiando a todo un mundo en su constante desarrollo. Ciudad
forjada sobre las rocas de su ancestro cañari y en su cultura conservando el
idealismo de cervantes. El tiempo no se detiene y los recuerdos se conservan
intactos.
En los
años setenta, debido al cierre del colegio “San Luis Gonzaga” en Monay, para
culminar nuestro bachillerato, las autoridades eclesiásticas nos pasaron al colegio
“Orientalista Salesiano”, fue allí en la parroquia “María Auxiliadora” en el
parcialmente reconstruido inmueble del Instituto “Cornelio Merchán”, que en el
año de 1962 se incendiara, fue allí donde
le conocí al religioso del que todos
hablaban, al sacerdote salesiano, al misionero CARLOS CRESPI CROSI, de aquella
personalidad, lo que más me impresiono fue su manera de vestirse, al parecer “SU
UNICA TUNICA DE COLOR NEGRO, que poseía” y aún más por toda la histórica leyenda de su
vida, que se contaban sobre él…desde que arribo de su natal Italia, hasta aquellos
míticos viajes al oriente amazónico, acompañados de su extensa labor espiritual
y social que en forma altruista lo ejercía en la parroquia María Auxiliadora “
una de las más pobres” por aquella época, de la comunidad cuencana.
Los “SHALICOS”,
aquellos compañeros de ruta, nos contaban con lujo de detalles sobre el trinar
de su “fiel compañera” aquella diminuta campanita de bronce y de su “museo” con
su “ícono” aquella enorme ¿guitarra de oro? como su favorita...que presumiblemente habrían
sido encontradas junto a cerámicas prehispánicas,
en las denominadas “huacas” para luego ser vendidas al salesiano que gustaba hacer
su propia colección arqueológica …jamás las generaciones de esos tiempos podrán
olvidarse de las afamadas y tan esperadas filminas…de las proyecciones de las películas
mudas con Charles Chaplin…pues, aquellos tiempos idos, todo lo que se contaba o
se decían de él me parecía asombroso.
Mis
compañeros los de mi promoción, no querían confesarse con el padre CRESPI…parecía
que le tenían temor de acercarse…se decía que era un sacerdote demasiado drástico
y todo esto por el solo hecho de saber imponer orden y disciplina…
Fue tanta
mi curiosidad por conocerlo, que la oportunidad se me presentó y supe que no la podría
desaprovechar…fue en un recreo…un descuido del inspector y en compañía de varios
amigos “Shalicos”, llegamos hasta el último piso, en un cuartito como el más
pobre de los pobres…¡allí estaba, en persona!…¿padre, me puede confesar?...me
arrodillé frente a su encorvada figura, con la piel de su rostro arrugado por
el tiempo, abarbado y con una abundante pero canosa cabellera …me parecía que
ya no escucharía nada…continué con mi confesión…pero, inesperadamente nos dejó
escuchar su estridente voz “fuerte y balbuceante”, aunque sus palabras no las
podía entender, pero al final, me llegó su bendición y me sentí realizado, con
mi conciencia tranquila…porque cumplí con mi deseo…mientras tanto, mis
compañeros, estupefactos, no salían de su asombro, con una mediana sonrisa,
sorprendidos, emprendimos el retorno… todos bajamos presurosos por las empinadas
gradas…ahora puedo decirlo y contarlo, lo que un día fue como una travesura más
de adolescentes…
Cuando
murió, acudimos a la parroquia… el dolor de los más pobres se sentía…pero también
los agradecimientos por la ropa, la
carne, la machica, leche clin, las galletas y el chocolate caliente que solía
repartir a todos los necesitados, en completo orden y formando hilera.
En
vida lo recordaban a cada instante “los pobres del ayer”, con “las gracias” que
todos los días recibía, creo que habría
sido sin duda el mejor de los homenajes recibidos.
YO, LO
CONOCI Y ME CONFESE con ese GRAN
SACERDOTE AL QUE TODOS TEMIAN…Santo o no un GRAN SALESIANO…UN GRAN MISIONERO…UN
GRAN SEÑOR.
¡Gracias a la vida, por este HONOR…Salesiano para
toda la vida…reza mi carnet, que me fuera entregado el día de mi graduación de
Bachiller en Humanidades Modernas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario