“Yo
estaba en NEW YORK…ADMIRE A ESTA GRAN METROPOLI
DESDE SU PROPIO CIELO…”
Por Dr. Nelson Muy Lucero. MD
LOS ICONOS DE NEW YORK
Me parecía un sueño el estar
arribando a la ciudad de los “rascacielos” era algo increíblemente
sorprendente, indescifrable, me parecía
que no era verdad lo que estaba sucediendo, era como un sueño el estar
arribando a la ciudad de la que todo el mundo comenta…no importaba de que
ángulo pero la estaba mirando, sentía que desde el aire la estábamos rodeando,
todo mi ser se apoderó de sensaciones encontradas y escalofriantes
que recorría mi cuerpo de pies a cabeza… el espectáculo observado, se parecía a
un jardín inmenso, allí estaba el cerebro del planeta,
cubierta toda ella del SMOG –el humo industrial como atmósfera- producido por
las grandes y poderosas industrias americanas y eliminadas por sus enormes chimeneas …
Mientras se producía el descenso expectante,
seguía descubriendo a la gran urbe de las luces y las sombras…Una vez en tierra
firme, mirando a todas partes hasta encontrarme con la presencia de algún
familiar que hizo el esfuerzo de venir a recibirme, alzando sus brazos todos
mis allegados me dedicaban su presencia, ávidos de
noticias directas y fresquecitas como el café mañanero, dando comienzo
inmediato del bombardeo de preguntas:...¿ como te fue el viaje?…¿cómo quedaron
mis padres y hermanos?…sus ojos humedecidos por el momento sentimental, se
confundieron con los abrazos entre tíos, cuñados y
sobrinos, primos y amigos, acabando por embarcamos en un automotor, cruzábamos
raudamente las esquinas, sin descuidar las señales de tránsito, el auto no
paraba de rodar por las innumerables calles, avenidas, puentes, plazas…a
primera vista, me parecía ver que en todos esos barrios estaban los transeúntes
conviviendo
rodeados de riqueza o bien con su pobreza, pero cobijados de su propia soledad,
con su mirada vivaz viendo el pasar de los tiempos pero padeciendo la enorme
pérdida de su propia identidad.
New York, la ciudad más exitosa del
planeta y preferida por el migrante del mundo, es la metrópoli donde se confunden edades, razas,
culturas, credos y la educación…Aquí vi trabajar a los que nunca lo hicieron en
mi pueblo, porque eran trabajos descomunales y prohibitivos…aquí vi llorar a
los hombres de pena y rabia, frente a la impotencia…aquí escucharon y lloraron
la música que odiaban en su pueblo…aquí aprendieron a sentir la ausencia de sus
padres, de sus esposas e hijos…pero también aprendieron a olvidarse de su
pasado… los largos días de la semana son para trabajar y parte del sábado como
el domingo serán para conversar…así de programada esta la ciudad de los grandes
contrastes y de las grandes oportunidades.
Pero pocos serán los escogidos, reza
parcialmente la parábola…solo para algunos el “ sueño americano” se habría
cumplido…siento y veo que con el pasar de las horas, los días, los años, como
“los hijos de esta pueblo” comienzan a regresan “enfermos” con la única
esperanza de morir rodeados de esa tan añorada paz, tranquilidad y algo de
cariño que parece haberse quedado anclado en las telarañas de algún rincón de
su entorno familiar…¡es imposible regresarse en el tiempo que ya paso!
¡Cuán difícil es volver a retomar
aquellas viejas costumbres, algo tarde quizás, es que el regreso se produjo
cuando ya hemos perdido de los ñaupa tiempos, el dulce sabor de la panela de caña
de azúcar, para quedarnos con el sabor amargo del café “pasado” humeante del
fogón y las “tullpas” que fueron brindados en honor a ese alguien que viajo
tempraneramente a la ciudad del eterno descanso…esos rostros de esa juvenil
época que alguna vez dejaron ya no estarán más en este pueblo cuando vuelvan …¡son
los años que no retrocederán jamás!
“Mil disculpas a los que no estarán
de acuerdo con esta crónica del regreso anunciado…pero esta página la tenía que
escribir…porque la historia entonces sí, habría quedado inconclusa”
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