viernes, 29 de noviembre de 2013

SUCESOS para recordar...Gualaceo



Recordando los Viejos Tiempos:

“PAGINAS DEL AYER…gualaceño”

Por el Dr. Nelson Muy Lucero. MD

Los extraordinarios momentos que ocurrieron en el ayer de la vida gualaceña nos hacen recordar aquella extraordinaria frase expresada por García Márquez:

“QUE LA VIDA, no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y como la recuerda para contarla…”

·       Los tiempos de vacaciones…

Lejanos ya quedaron los recuerdos de las vacaciones infantiles…semanas antes, nos preparábamos recolectando los materiales necesarios para confeccionar una cometa, los más livianos posibles: papel de globo a colores, sigsales, tijeras, un carrete de hilo, engrudo; cuando el arte manual estaba terminado, el dueño de la cometa corría adelante, mientras un ayudante sostenía la cometa lo más alto posible, soltándole cuando se sentía el “tirón” de la cuerda, que ayudados del viento se elevase al firmamento…todos reíamos con aires de satisfacción al ver el viaje de la cometa por los aires, seguidas de nuestras curiosas miradas, que mas tarde daríamos el veredicto de la que más alto voló.

Jugando con el viento
 
Surcando la adolescencia, entre amigos y amigas nos organizábamos para bajar rumbo al río, para hacer aquellas deliciosas “melcochas”. Cada personaje que asistiría a esa moción, debía traer o hacer algo.

Para conseguir los ingredientes, se les responsabilizaba a cada uno…”la panela de aquí”, los toctes, la manteca, la paila, la paleta, los fósforos, la paja y la leña…se les nominaba a dos o tres varones para que se encarguen de conseguir los toctes, y estos lo hacían recorriendo las quebradas de los terrenos del abuelo…nos reuníamos en el barrio para golpear los toctes…algunos protestaban, porque “los sapos” se estaban comiendo la nuez de lo que ya estaba listo en un tazón, el ingrediente más importante para las nogadas…había que esconderlo, poniéndolo a buen recaudo y bien vigilado, es que ninguno podía aguantarse las ganas de echarse un buen bocado…llegó el día, el lugar era conocido, la orilla del río san francisco, allí nos esperaba una enorme piedra plana, donde se regaba la panela derretida y en su punto, para mezclarlo con la nuez del tocte obteniéndose las “nogadas”…otras veces culminando ceremoniosamente con el ritual de la “batida”, para los “alfeñiques”.

Las agradables noches vacacionales, siempre eran especiales; se prendían las “fogatas” con las hojas y ramas secas de los arboles, preferentemente del eucalipto y el “cogollo” de los cañaverales, apilándolas en el centro de un circulo, mientras correteábamos por el amplio patio, esperando la llegada de los adultos mayores, “los abuelos” o las “mucamas”, para que nos relaten sobre las oscuras noches de los duendes, de los “llashacos”, de los aparecidos y desaparecidos…fueron muchas esas historietas narradas que nos producían miedo y pánico a la oscuridad.

Fueron tiempos vividos que ni soñábamos con conocer “las comidas chatarras”, porque en esas épocas la alimentación eran en base de: leche, huevos, maíz, fréjol, habas, cañaro, arvejas, acompañados de coles, nabos, quínoa, “la panela de aquí” como edulcorante, etc. Que podemos decir de las frutas, simplemente en abundancia, los sábados y domingos, salíamos temprano a “granear” por las colinas y sembríos…a cada paso nos encontrábamos con árboles frutales: duraznos, peras, capulíes, guabas, saczumas, reina claudias, albaricoques, granadillas, el tocte, etc. Estábamos sin lugar a dudas en el “Jardín del Azuay”.


·       La caída de la plaza de toros…

El redondel tenía como único propietario al empresario quiteño Dn. Carlos Correa (+), quien al entrevistarse con las autoridades, les presentó una propuesta, la realización de un evento taurino, para que sea considerada como uno de los números centrales del Festival del Durazno. Una plaza de toros portátil, se estrenaría por primera vez en nuestro Cantón, brindando un verdadero espectáculo para estas festividades, “una corrida de toros” se decía, pero lo que fue en realidad era una novillada, en una plaza que rápidamente fue armada en la orilla derecha del “santa bárbara” con uno de sus módulos asegurada con sogas en un árbole de sauce…¡sin duda alguna era una novedad para la gente!...el boletaje se había agotado rápidamente…los espectadores pretendían ingresar al coso taurino a toda costa, aquella plaza improvisada resulto pequeña.

La Fiesta Taurina

Los que se habían quedado en el pueblo por haberse agotado las entradas o porque no lo tenían entre sus planes, otros estuvieron acompañando al espectáculo desde una prudente distancia; otros reunidos en la intimidad de sus hogares, como compartiendo los aplausos, vítores y los radiantes ¡¡olés!! Que con gran entusiasmo procedían del portátil coso taurino.

Algunos relatos aseguraron, que encontrándose el toro ya en la arena, dando su segunda vuelta sin control, sucedió la hecatombe; en breves instantes se hundió la plaza en la que se desarrollaba el espectáculo. Se había desplomado totalmente, convirtiéndose en una horrible trampa de chatarra letal.

Toda la estructura se había venido abajo, incluyendo a la banda de música que amenizaba el festejo, las gradas, las contrabarreras e incluyendo a los burladeros y con la misma velocidad, los graderío se abatieron hacia afuera, hasta caer al suelo todo el coso.

Desde un lugar no tan lejano pudimos observar que la plaza se derrumbó en forma de abanico, como cuando se caen las fichas del dominó formando un redondel siguiendo una detrás de la otra. Todo se había desmoronado en cuestion de segundos. Sólo había quedado en pié el mástil de la bandera nacional anclado directamente al suelo.

Nos contaron, días después de trascurrida la tragedia, que de pronto, se escucho un sonar como un fuerte crujido en seco, acompañado de un único grito colectivo desgarrador, para luego, inmediatamente, hacerse dueño el silencio, dejándose de contemplar la estructura montada junto al anillo taurino. No podía ser posible ¿Dónde está? ¡Nada se veía!...¡todo estaba perdido en el suelo!…en seguida los pedidos de auxilio…El torete inmóvil en el centro del ruedo, sin salir de su propio asombro, no sabía para donde escapar…Los que lograron levantarse, huían del novillo para eludir las cornadas del vacuno, presuntamente fugado porque decían que se había escapado...según nos dijeron, que alguien le tuvo que disparar al novillo, que inocentemente cayo mortalmente herido en el ruedo. 

La gente empezó a correr, todos presa del susto…no sabían que hacer…el suceso se produjo…Todo el paisaje inmediato, tanto material como humano, era dantesco, convertido en amasijo de hierros y maderas. Unos, estaban atrapados aún, con llantos de dolor o con vociferantes peticiones de socorro a sus familiares.  El árbol de sauce, no soporto más, sin romperse, había sido arrancado de raíz por el peso de los numerosos aficionados.

En esas dramáticas peripecias que acontecían en el entorno del siniestro. Los paisanos, bajaban despavoridos desde el pueblo en masa para reencontrarse con los suyos. En su ceguera de pánico, nadie se percataba del pausado progreso del coche en el que transportábamos a heridos, a pesar de los avisos con la bocina para que nos den paso y los pañuelos blancos sacados por las ventanillas que nadie las veía. Iban golpeándose con sus cuerpos en las chapas del vehículo, ansiosos de saber cuanto antes el estado de sus familiares.
 
La población se movilizó, los familiares de las víctimas buscaban a sus seres queridos entre los escombros, los encontraron a todos heridos…el centro de salud "Moreno Vázquez", abarrotado, los heridos en los pasillos, sus familiares a gritos pedían atención, mientras esto ocurria en esa casa asistencial, en las orillas del rio Gualaceo, sitio de la tragedia, los carros particulares se transformaron en improvisadas ambulancias, iban y volvían, haciendo sonar sus claxon transportando a los heridos con más urgencia en los baldes de las camionetas…el caos se apodero de la población, todos corrían alarmados, lloraban y gritaban, exclamaciones y oraciones al creador se elevaban, los comentarios de la tragedia viajaban de boca en boca...preguntas sin respuestas, nadie sabía exactamente la dimensión de la tragedia...siendo los propios pobladores quienes lograron controlar el brote histerico de la población, pero jamás se pudo esconder la desesperación y la angustia de propios y extraños

Un hecho comentado posteriormente fue que un distinguido amigo, se había anticipado al suceso, prohibiendo que cualquier familiar suyo fuera a la corrida. Por que se comentaba, días antes de celebrarse el evento taurino, que no se fiaban de la estructura que se estaba montando. Otras lenguas comentaron que aquel ciudadano era muy asustadizo, siempre se había caracterizado por tener miedo a todo.

Aparte de la presunción sobre la inseguridad de su montaje, o que todo se debió a que habían entrado más personas de las que cabían, o que el pataleo del público eufórico por la exitosa faena realizada por el torero frente a su novillo hizo resentirse el anillado del portátil coso.

Al día siguiente, la noticia del hundimiento de la plaza de toros en EL CANTON GUALACEO se había hecho eco-noticioso en las portadas de la prensa de papel de los grandes periódicos del país. Siendo la unica ocasión que se había organizado una fiesta taurina, pero que terminó en tragedia, unica razón por la que jamás se volvió a pensar en esta clase de espectáculos para nuestro pueblo.

Concluyendo, aunque tardiamente, dedico esta historia real que os relaté, como mi sentido homenaje a las víctimas mortales y a sus familiares, así como a los centenares de heridos que hubieron en aquella mañana y tarde infernal del mes de marzo.



·        LA CIUDAD DE LOGROÑO…Maylas

 La Laguna de Maylas

Se cuenta que en una cierta ocasión un lugareño tenía una yunta de pastoreo en MAYLAS, pero un cierto día le sucedió algo impresionante, que lo dejo marcado por el susto, toda su vida.

Esto fue lo que le aconteció en aquel entonces:

En una mañana dejo a los toros
pastando poe el lugar, cerca de la primera laguna en MAYLAS, hasta la tarde cuando regrese para cambiarles de lugar a esos animales, asombrado me encontré porque, me faltaba una yunta(dos toros) los más robustos…en ese día había llovido muchísimo, por lo que decidio seguir las huellas de las pisadas que la yunta había dejado marcados en el lodo; pase la primera laguna, luego continué caminando y les aseguro que sin darme cuenta me encontré que había entrado a un lugar que jamás había visto, pero las huellas de la yunta me habían guiado hasta allí, y decidí continuar con la búsqueda; era un lugar esplendido, que jamás había visto con plantaciones de maíz de mazorcas gigantes y con una gran variedad de exquisitas frutas...nunca antes había visto producción semejante.

En ese trayecto por fin, encontré a una persona, en el cruce del camino, y le supe preguntar si talvés habría visto a una yunta que se había extraviado…su respuesta fue, que siguiera adelante, porque esa yunta fue vista trabajando en la molienda.

Continuó su camino un largo trayecto y pudiendo comprobar que en realidad la yunta estaba trabajando, bajo el control de una persona, y al preguntarle: ¿porque esa yunta estaba en este lugar?...le respondió, que mejor debía pensar en salir los más pronto posible de esos dominios, y que debía regresar por el mismo lugar por donde vino…en ese instante -nos comento- que por todo su cuerpo le recorrió un miedo escalofriante debido a esa advertencia…se dió la vuelta y logrando salir de ese lugar, pero al regresar se dió cuenta, que habían transcurrido mas de un día desde que ingreso a ese lugar.

Pero, nos supo decir que jamás podra olvidar a ese lugar con sembríos y frutas asombrosas, junto  a esas personas que estaban trabajando en la molienda de caña y cosechando el maíz.

Nos comento, que le quedo gravado aquella ultima frase dicha por aquel hombre:”…que el lugar en el que estaba, era la cuidad de Logroño, y que ese lugar estaba encantado”, el que entra, no lograra salir de ese lugar…y cuando llegue el juicio final se escucharan tocar tres campanadas y esta ciudad se "desencantara"…volviendo a ser, lo que fué:...Logroño una ciudad de ORO.


·        “EN UNA NOCHE DE LLUVIA…encontraron una guaca”

Me contaron los “abuelos” que hace muchísimo tiempo por allá donde era  “EL PARADOR TURÍSTICO”, en las noches y cuando la lluvia caía pertinazmente acompañado de truenos y rayos, la gente veía una “llamarada” que se quemaba junto a uno de los arboles grandes y de acuerdo a su coloración que emanaba de la llama, decían allí se estaba quemando el oro. Un cierto día un grupo de amigos acompañados de sus esposas decidieron ir a cavar en ese lugar donde siempre habían visto arder la llama.

Ellos sabían que tenían que esperar un buen aguacero y que sean las 12 de la noche, para empezar a cavar, luego de cavar una cierta profundidad, se encontraron con una tinaja de gran tamaño y no calculaban cuanto podría estar pesando; luego de continuar cavando  decidieron  sujetarla  con unas gruesas sogas y “vetas”, para tratar de sacarla, aquel esfuerzo fue en vano, en esos momentos empezó a  llover copiosamente, con truenos y rayos, escuchándose voces acompañados de ruidos extraños.

Las  esposas  al ver  que  sus hombres tardaban demasiado en regresar, por su cuenta y riesgo se decidieron salir a buscarlos, pero al llegar, se quedaron atónitas, sin poder articular palabra alguna, al ver esa “guaca” con su enorme tesoro, fue cuando una de ellas saliendo de su asombro, dijo “diosito santo este tesoro es enorme”  cuando ella terminó de decir esas palabras, por arte de magia la tinaja salió del hoyo y comenzó a elevarse, asustados aquellos hombres intentaban sujetar a la tinaja, ayudándose de las sogas y vetas, pero sus fuerzas no fueron suficientes porque el tesoro les iba de las manos, los arrastraba y no sabían qué hacer, decidiendo soltarla, quedándose estupefactos viendo alejarse por los aires a la tinaja junto al ansiado tesoro, entre truenos y rayos en su viaje con dirección al “Gran Fasayñan”.

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