Recordando los Viejos Tiempos:
Por: Nelson Muy Lucero, MD
Conocido en otras regiones como peluquero, fígaro, rapabarbas, etc., el barbero siempre ha sido un personaje importante en nuestro Cantón. Las peluquerías o barberías, más que un lugar a donde iban los hombres a cortarse el cabello o afeitarse, eran lugares de reunión, sitio de conversatorios, que se constituían en un verdadero fórum donde se discutían los más variados temas.
Una barbería en Gualaceo se lo consideraba como un centro sociocultural, uno de los más importantes del barrio. El barbero era toda una personalidad, conocía a todo el mundo, y lo más importante, conocía casi todo de todo el mundo.
La gente asistía a la barbería a pelarse, pero también llegaba a confesarse, a contar sus penalidades, a narrar sus experiencias amorosas, laborales, estudiantiles, deportivas. En la barbería se hablaba de todo, de pelota, de política, de historia. Se contaban los últimos chismes y cachos del barrio.
Don JOSE TELLO (+), el barbero de mi barrio…de la legendaria calle “comercial por siempre” la Luis Ríos Rodríguez…cuando lo conocí ya llevaba muchísimos años trabajando en esta profesión…el local era arrendado a don Moisés Pérez, el mismo que habitaba junto a su familia en el segundo piso de esta edificación central …Junto a este local estaban los servicios higiénicos municipales…en su vereda los conocidos lustrabotas Homerito y su familia…en toda la esquina, conocida como la esquina del movimiento el afamado salón LA FAMA, de doña Marieta Parra, donde la clásica “Rokola” no descansaba, porque los jóvenes de antaño la alimentaban con los “cinqueños” por su canción preferida…
DON JOSE TELLO (+)…era un maestro puntual…laboraba desde las 8H: 00 am hasta las 20H: 00 pm…al atardecer se prendía la “petromax” (lámpara a gasolina)…Cortó el cabello a mi padre, a mis tíos, a mis hermanos, a mi primo, a mis amigos. Me pelaba desde que lo necesité por primera vez. Nos vio crecer, conoció toda la historia de mi familia y la de mis amigos. Era una especie de enciclopedia viviente, lo mismo hablaba de música…del deporte…del cuidado de las plantas…de la historia y personajes de este pueblo…también de religión o de geografía.
Sus amigos íntimos tenían un reservadito…tras una cortina…una mesa pequeña con su respectivo naipe…cuatro sillas y un banco para el que hacía de juez…se reunían de tarde en tarde, para el juego “del cuarenta” como diversión…acompañados del humo del cigarrillo como fiel testigo del paso de los tiempos.
La Peluquería-barbería de DON JOSE TELLO (+) siempre fue un lugar agradable. Recuerdo de niño…aquel revelbero mágico siempre con una olla de agua hirviente…de donde el barbero sacaba unos pañitos humeantes que los colocaba sobre la cara de los clientes… los espejos, el sonido de la navaja barbera sobre la cinta de cuero donde la afilaba, el olor a brillantina, lociones y colonias, a jabón cremoso de afeitar y las nubes de talco perfumado.
La mayoría de los hombres que se daban cita en aquella barbería no lo hacían únicamente porque necesitaran un corte de pelo…La mayoría iba a leer un periódico, una revista, a conversar, a pasar el rato, incluso a tomar un “buchicito” del excelente café o el clásico “canelazo” que siempre llevaba DON JOSE (+) en su termo, preparado por su mujer.
El lugar fué y tenía un carácter de institución sociocultural…esta barbería era un foro, posiblemente el más democrático del barrio. Ahí se daban cita el conservador y el liberal, el obrero y el intelectual, el chismoso y el machista, el Don Juan y el marido engañado, y se hablaba con alguna libertad de temas considerados tabú en otras circunstancias y lugares.
En temporadas del fútbol nacional se encendían las más apasionadas y acaloradas discusiones. Pero el tema más álgido siempre fue la política nacional….donde los velasquistas contumaces defendía a su líder…Siempre hablaban de mujeres, del clima, de libros, de todo.
El turno había que respetar y el costo variaba según el cuadro de necesidades del cliente…un corte de pelo tenía un precio, la rasurada otro precio…de algo tenían que vivir…era una especie de acuerdo barbero-cliente…los más “conocidos” hasta fiaban el trabajo de Don José Tello (+).
Llegó una aciaga tarde que “el foro” en la peluquería tenía que cerrarse…faltaba un letrero que nos anunciaría…cerrado por duelo…el señor peluquero de mi barrio acababa de fallecer…poniéndole fin a aquella costumbre tan tradicional de un lugar donde sentarse a conversar…los temas más escabrosos de esta pequeña comunidad.
Todos sus clientes eran considerados como parte de su familia. ¿Qué va a pasar ahora?... ¿a dónde iremos?, se preguntaba un cliente acongojado…la vida continua… se colocarán en manos de otro barbero que esté disponible en ese momento.
Las cosas cambiaron con los años, hoy la barbería ya no está…no queda ni la sombra de lo que fue. La barbería del recuerdo dejó de funcionar hace tantos y tantos años atrás… los espejos, las paredes, los sillones, su vitrina con las máquinas manuales para el corte, los paños humeantes desaparecieron, ya no hay navajas de afeitar, brillantinas, colonias y lociones…en el lugar que un día funcionó aquella peluquería de mi pueblo…hoy se emplazan modernos almacenes comerciales especializados en la venta de zapatos.
Mientras tanto…las peluquerías las encontramos por doquier… se volvieron UNISEX…Pase el siguiente… ¿que corte le hacemos?…un corte combinado (la sola palabra me erizaban los pelos)…Hoy te toca con el que te elijan. Se acabaron las buenas conversaciones y la reunión con los amigos de siempre. Cuanta falta nos hace DON JOSE…el peluquero y barbero de siempre.
“…esta parte de la historia comarcana espero que se constituya como el mejor homenaje para aquel personaje “el peluquero de mi barrio” DON JOSE TELLO…”
Gualaceo, 08-02-2012
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